viernes, 28 de agosto de 2009

RESFRIADO COMPARTIDO

En la oficina de una amiga mía ocurre algo de lo más particular. Cuando llega el otoño, con los resfriados, las gripes y otras afecciones respiratorias varias, hay oleadas curiosas de bajas laborales....esa amiga mía, que es una pequeña Agatha Christie, en una de esas semanas en las que el trabajo en la oficina baja que da gusto, como es ahora en verano, se hizo un repasito por sus archivos y descubrió que la de gerencia y el de la sección de envíos enferman casi al mismo tiempo, y que el jefe y la de recepción, también...está deseando que llegue este otoño para descubrir nuevas infidelidades, con eso de que sólo nos dejan saludarnos mas que levantándonos la mano...

jueves, 13 de agosto de 2009

donde caben dos caben tres

Contaba mi abuela, que en paz descanse la pobrecilla pues trabajó como un mulo toda su vida, que en los tiempos en los que los españoles marchaban a otros países para ganarse el jornal y dar de comer a los hijos, en su pueblo, de tradiciones muy cerradas y católicas, andaban las mujeres revolucionadas por el nacimiento de la hija de Berta.
Berta era una muchacha hermosa, como la fruta jugosa de temporada, que de puertas para afuera de la casa se mostraba recatada y pulcra, y adentro era más fresca y ligera que una gallina clueca. A su marido, lo tenía pues, loco de pasión. Pero un día, marchó para las Américas y tardó en volver más de siete años. Durante ese tiempo, Berta recibió la visita de su esposo en dos ocasiones, pero fue meses después de la última, que la muchacha dio a luz una niña. Hasta ahí, todo fue normal, pero después de un tiempo, la niña, creció rubia como una panocha y con unos ojos azules tan intensos que daba reparo mirarlos directamente.
Algunas mujeres del pueblo contaban que la niña era el fruto del desenfreno de su madre con el cantante de un grupo de músicos suecos que el alcalde contrató durante las fiestas del pueblo, para complacer a una nieta suya de la capital, que pasaba algunos veranos.
El marido de Berta no volvió nunca más y se cree que perdió todo lo que había ganado en una partida de pócker.

martes, 11 de agosto de 2009

TODO QUEDA EN CASA

Cuando mi madre me hizo jurar por lo más querido, que no abriese la boca, no pude evitar entre el gesto de confidencia, un brillo especial en mis ojos que disimulé rápidamente recogiendo las almendras que cayeron al suelo. Pelar almendras es una de las tareas que más me molestan del verano. El piojo y la vellosidad de la piel hacen que el picor llegue a ser insoportable, pero un secreto de esa índole bien vale pasar el mal rato.
Mi madre se me acercó y bajando las gafas de vista hasta la punta de la naríz, me miró por encima de los cristales y mirandome fijamente a los ojos, como solo lo sabe hacer ella, me dijo: esto, hija, que no salga de aquí. - No, mami, pero ¿qué es lo que pasa?.
Como si no hubiese existido ese momento de silencio radiofónico siguió pelando con el cuchillo con la rapidez de una veterana.
- ¿ Tú te acuerdas de Maite? Esa chica grandota que fue contigo al colegio...pues ya no se habla ni con su hermana ni con sus padres.
La verdad es que de momento la historia no tenía mucho interés. Un 99% de las familias, en algún momento alguno de sus miembros deja de hablarse sin motivo aparente. Asi que le contesté con un: -vaya.
-Pero es que no sabes lo que pasó. La hermana, Rosa, estaba casada con un ingeniero ¿te acuerdas? con un buen trabajo y un buen sueldo. Pues la dejó para irse con Maite. La dejó con el crio pequeño y se fue a vivir con Maite...hija mia, la muy puta.
- Hombre imagino que el marido también tuvo algo de culpa.
- No, si él fue un cabronazo, porque cuando se cansó de Maite, volvió otra vez con la hermana y el crío. Ay, cómo me lo contaba su madre. La muy puta.

sábado, 8 de agosto de 2009

UN REGALO ENVENENADO

Me cuenta una "amiga" que fue despedida de la empresa en la que trabajaba, que pasó el momento más tenso, no cuando le dieron la carta de despido, no, sino con lo que ocurrió después.
Imaginaos el ambiente: despido de una compañera de trabajo y al día siguiente ya andan pidiendo pasta para comprarle un regalo, faltaría más, ya que se va, que se lleve un regalito y un recuerdo de todas las trepas y arpías que le han rodeado durante cinco años. Bueno, a lo que vamos.
No se le ocurre otra cosa al jefe, que darle el dinero a un compañero que ha sido uñita y carne durante ese tiempo. Una uña y carne que fue degenerando por meses, convirtiéndose en un ludopata, cocainómano y mujeriego, empeñado hasta las cejas. Qué tentacion...tanta pasta y las maquinitas sonando sin parar. Una cañita detrás de otra y la pasta se fue reduciendo. Tal fue el apuro, que le contó a mi "amiga", que se había gastado el dinero de su regalo de despedida y no podía recuperarlo. Total, que allá fue la chica y acompañado del menda, compra el regalo ella misma.
Con razón cuando abrió la caja, no se movió ni un pelo de sus cejas, ni hubo asombro en su mirada...